41

Al igual que la respiración, todo tiene dos extremos. Inhalar, exhalar, día, noche, pasado, futuro, el oleaje… o las melodías, que solo pueden subir o bajar. La vida debe ser todo aquello que va pasando en el medio.

Hoy cumplo 41 primaveras pilotando intrepidamente este cuerpo y esta conciencia. No voy a decir que me siento de 21, pero pensaba que llegar a esta altura del juego se iba a sentir peor. En esencia todavía estoy haciendo lo mismo que hacía antes; tocando guitarra, cantando, escuchando música, viajando y llevando la contraria. Esta vez quizá en horas más sanas y con menos excesos. Doy gracias, porque mi plan es vivir para siempre y hasta ahora lo estoy consiguiendo.

No sé si olvido más rápido de lo que aprendo, o si cuanto más se aprende menos se sabe, pero a mis 41 me doy cuenta que siempre voy a tener más preguntas que respuestas. Ya hice la paces con que lo único que puedo controlar es cómo reacciono a lo que no puedo controlar, por eso hoy voy a brindar que contengo multitudes, que soy una contradicción con piernas y que sigo pagando el gimnasio al que no voy.

Alguien dijo una vez; “cumplir años no está tan mal, si se tiene en cuenta cuál es la otra alternativa”. Esa frase siempre ha definido muy bien lo que para mí se siente darle la vuelta al sol. Me encanta la vida, o como dice el slogan de la empresa de seguros “vivir es increíble”. Pero yo le agregaría que no es solo vivir, es sentirse vivo.

Es un placer estar con ustedes en la montaña rusa.

Sigan gozando